La inventio es una de las operaciones primarias en el ejercicio de la creación literaria. Procede del verbo latino invenire, y significaba esencialmente 'encontrar'. En tal sentido, el discurso retórico se inicia con una búsqueda de temas y contenidos; para ello, la retórica clásica facilitaba al orador un conjunto de lugares comunes y una tópica, un repertorio de argumentaciones que el orador matizaría con su inteligencia y destreza. El uso y la creación de lugares com
unes sirven para ejercitar y adiestrarse en los principios argumentativos.
Por su parte, la publicidad ha desarrollado de una forma especial los llamados tópicos o lugares comunes, precisamente por su eficacia persuasiva. Como comenta Pedro Corrales , "el lugar común se convierte en un almacén de ideas que se emplean de modo general para cualquier situación en la que resulta apropiado su uso. En la publicidad, estos tópicos (o lugares comunes) sirven para relacionar valores o premisas de carácter muy general con valores atribuidos al producto y que lo caracterizan frente a los demás. Estos valores no nacen con la pretensión de veracidad o de objetividad, sino que son valores preferibles por los receptores a los que va dirigido el anuncio. La lógica argumentativa de la publicidad es de carácter popular, está basada en creencias y supuestos culturales comunes, generalmente aceptados en el seno de la sociedad".
Se hace, pues, necesario, que el alumno aprenda a manejar los distintos tópicos o lugares comunes que son innatos a nuestra sociedad. Trabajando sobre ello reforzamos no sólo su vocabulario básico, sino también conceptos intrínsecos a nuestra forma de ver y pensar.
Lugar Común o Tópico: (Del gr. τόπος). f. Composición amplificadora de un hecho reconocido ya como delito, ya como acto noble. Se relaciona con el encomio y el vituperio. Se llama de este modo porque lo que digamos resulta acertado para todas aquellas personas que realicen ese mismo delito o acto noble.
Con el paso del tiempo los lugares comunes se convirtieron en clichés fijos y admitidos generalmente en esquemas formales o conceptuales y los escritores hicieron uso frecuente de ellos. De ahí que también se llame tópico.
Un lugar común consta de las siguientes partes:
Puesto que hay leyes establecidas y entre nosotros los tribunales
forman parte de la vida pública, que someta su castigo a las
leyes quien procura que las leyes ya no existan. Pues, si tras escapar
a la justicia vigente, hubiera pensado ser más
democrático, tal vez alguien le hubiera liberado del
castigo. Pero, puesto que, si escapa a la situación actual,
será más violento, ¿cómo va
a ser justo convertir el perdón del aquí presente
en fundamento de la tiranía?
Sin duda, todos los demás, a cuantos les ha tocado en suerte actuar como jueces, no se han procurado ningún daño por la absolución de quienes eran juzgados. Sin embargo, la absolución de la tiranía llevará el perjuicio contra los jueces, pues ni siquiera subsiste ya la acción de juzgar cuando domina un tirano.
Me parece, más bien, que reflexionaréis con mayor exactitud sobre el propósito del aquí presente, si tenéis en cuenta las intenciones de nuestros antepasados, pues, como si nos hiciesen un bien, concibieron una constitución libre de despotismo, y muy justamente. En efecto, puesto que en cada ocasión sobreviene a los hombres una fortuna distinta, que hace que cambien sus intenciones, corrigiendo la variabilidad de la fortuna por medio de la igualdad de las leyes, concibieron las leyes, creando a partir de ellas una única intención para todos. Y esto es una ley para las ciudades, la corrección de las desgracias que las fortunas ocasionan.
Éste, sin tener en cuenta nada de eso, ha planeado el plan más perverso, cambiar la constitución del Estado, y he aquí lo que dialogaba consigo mismo: "¿Por qué ocurren estas cosas, ¡oh dioses!? ¿Soportaré yo ser visto junto al pueblo teniendo absolutamente los mismos derechos que los demás, y en vano he de permitir que la fortuna me suministre la riqueza si he de someterme a las mismas leyes que la mayoría, y los pobres, reuniéndose, me juzgan, y lo que decide el pueblo resulta una ley para mí? ¿Cuál será, pues, el cese de esta situación? Ocuparé la acrópolis y mantendré lejos a las leyes para que perezcan de la manera más miserable, y de ese modo seré ley para la mayoría, no la mayoría para mí". Estos planes meditaba consigo mismo sin llegar a darles cumplimiento, pues se lo impidió la benevolencia de los dioses. Así pues, que los motivos por los que debemos agradecimiento a los dioses, que ésos hoy no salven a éste.
El homicida es un ser terrible, pero el tirano se convierte en algo aún peor, pues el uno comete un asesinato contra una persona cualquiera, mientras que el otro modifica en su totalidad las fortunas de la ciudad. Por consiguiente, en la medida en que el causar aflicción en poco resulta inferior a asesinar a la totalidad, en esa medida ser un asesino es menos grave que ser un tirano.
Es adecuado para todos los demás hombres, aunque hayan cometido los delitos más terribles, separar, al menos, de su acción la intencionalidad. Únicamente el tirano no pudo declarar involuntario su atrevimiento, pues, si involuntariamente hubiera intentado ser tirano, tal vez alguien lo hubiera liberado de la intencionalidad, pero, puesto que actuó después de haberlo meditado, ¿cómo va a ser justo dejar de lado lo que en la intención (del autor) se anticipó a sus actos?
Sin duda, todos los demás hombres que son juzgados entre vosotros rinden cuentas sólo de su actuación presente y a menudo son absueltos a causa de su pasado. Únicamente el aquí presente es juzgado por ambos períodos de su vida. Pues el pasado no lo vivió con honradez y el presente es más intolerable que el pasado, de manera que ha de sufrir el castigo por ambos motivos, por los daños que causó antes y por los que ha causado después.
Así pues, ¿quiénes le liberarán pidiendo su perdón? -"Sus hijos, ¡por Zeus!". Sin embargo, cuando se lamenten, considerad entonces que están presentes las leyes , en cuya defensa, sin duda, es mucho más justo aportar el voto que en favor de los hijos de éste. Pues a través de sus hijos la tiranía de éste será consolidada, mientras que a través de las leyes vosotros habéis recibido la potestad de juzgar, de manera que es más justo que aportéis vuestro voto en favor de esas leyes gracias a las cuales habéis sido establecidos como jueces.
En verdad, si es una ley honrar a quienes liberan la patria, sólo resta castigar a quienes la esclavizan.
Es justo poner en vuestras manos un castigo tan grande como él se procuró.
Será útil que caiga un tirano, pues hará que las leyes permanezcan.
Será más fácil llevar a cabo el castigo del aquí presente. Pues no del mismo modo que él necesitó guardianes para la imposición de la tiranía así también necesitaremos nosotros aliados para la abolición del tirano, sino que bastará el voto de los jueces para destruir toda la fuerza de la tiranía.
Son
los mismos que has utilizado en el encomio y en el vituperio: la
alabanza, la crítica, todo ello puede hacerse si tenemos claro
las ideas que queremos transmitir al auditorio que nos escucha. Plasma,
pues, primero las ideas por escrito y a continuación
desarróllalas con los recursos que te proponemos en el encomio y
en el vituperio.
La avaricia toma muchas formas, pero parece algo incongruente pensar
que la producción del alimento debería crecer en
consonancia con el crecimiento de la población. Sin embargo,
una de las aplicaciones más inquietantes de nuestra
época es la producción y el uso de alimentos
genéticamente modificados. Hace una década, estos
productos eran inasequibles. En los Estados Unidos hoy, la mitad de la
enorme cosecha de soja y más de un tercio de la de
maíz son productos de la biotecnología. Estos
resultados son la obra de la multinacional Monsanto y de su presidente
Robert Shapiro.
Las plantas genéticamente modificadas son
estériles, de modo que los productores del alimento del
mundo cada vez se ven más necesitados de Monsanto, al ser el
único abastecedor de la semilla. Con el paso del tiempo este
tipo de semilla se va extendiendo y la población mundial
depende cada vez más de Monsanto y de su
tecnología.
Además, la biotecnología crea plantas que son
altamente vulnerables a la enfermedad, y ello pone en peligro el
suministro de alimentos al mundo entero.
El cultivo comercial es una realidad que crece pero que necesita
basarse en sistemas naturales y en la perpetuación de esos
sistemas. Millones de relaciones genéticas que se han
desarrollado de forma natural en el reino de las plantas no lo han
hecho por casualidad. La naturaleza es tan romántica como
cruel en su eficiencia. La diversidad genética existe por
razones probadas por el tiempo, y esas razones no pueden ser un
beneficio corporativo. Su propósito final es la
supervivencia.
Se dice que no beneficia al hombre ganar todo el mundo y perder su
alma. Por tanto, no beneficia a una multinacional ganar extraer el
beneficio y perder el mundo. La objeción de Shapiro de que
su corporación está haciendo un mundo mejor es
simplemente una falacia. Si Monsanto continúa buscando
únicamente el beneficio en plantas genéticamente
modificadas, y si las fichas de dominó caen en una secuencia
lógica, Shapiro podrá un día subir al
panteón de individuos tales como Hitler, Stalin, y Pol Pot.
Debemos, pues, tomar nota de esta cuestión.
(traducción libre de los Progymnasmata de Edward Pate)