La narración es un mecanismo importante en el desarrollo lingüístico de todo ser humano. Desde pequeños intentamos contar a las personas que nos rodean historias, cuentos, narraciones, relatos, y este afán por contar pasa a formar parte de nuestra vida diaria. El ejercicio de la narración persigue crear en el alumno la idea de la estructura planteamiento-nudo-desenlace y el desarrollo incipiente de los distintos elementos narrativos, tales como el narrador, el personaje, la acción, etc. Los ejercicios progimnasmáticos de carácter narrativo deberían estar encaminados a corregir los defectos estructurales y a la consecución de las tres virtudes propias del relato: claridad, concisión y verosimilitud. El alumno debe hallar el placer de narrar una historia, y nuestra función es la de enseñarle unos cauces básicos, a partir de los cuales él pueda desarrollar su capacidad creadora.
Narración: (Del lat. narratio). f. Una narración es el relato de unos hechos reales o imaginarios que les suceden a unos personajes en un lugar. Cuando contamos algo que nos ha sucedido o que hemos soñado o cuando contamos un cuento, estamos haciendo una narración. Narrar es aprender a contar lo que nos sucede, lo que creamos, lo que inventamos.
Los elementos principales de la narración son las siguientes:
Una narración ha de tener:
Los
personajes son cada uno de los seres que aparecen en el relato.
Pueden ser personas, animales e incluso objetos. Cuando los personajes
son objetos se comportan, actúan y sienten como
seres humanos, (por ej. Una tetera que tiene mucho calor).
De los personajes podemos comentar algunos detalles acerca de:
Un personaje no tiene por qué ser siempre miedoso o malvado. Podemos ir cambiando su carácter a lo largo de la historia.
Hay personajes principales y secundarios. Los principales suelen estar mejor dibujados que los secundarios. Entre los principales está el "protagonista", que es sobre el que recae el peso de la acción. Frente a él se sitúa el "antagonista", "el malo", que se enfrenta al protagonista.
Es la persona que cuenta lo que sucede, muestra a los personajes y revela las reacciones de cada uno. Cuando cuenta lo que le sucede a los personajes se expresa en tercera persona; pero si él es también uno de los personajes de la historia y cuento lo que le ha pasado, utiliza la primera persona.
En primer lugar debes de tener claro cómo vas a estructurar el relato y cómo lo vas a contar. Para ello has de tener en cuenta:
Hay que saber claramente qué vamos a narrar y qué personajes intervendrán. Para ello es necesario que seas cuidadoso a la hora de
Tienes que estructurar la narración en tres partes:
Debes situar la acción en el espacio y en el tiempo. Procura dar algún tipo de detalle para que la historia parezca real e sugestiva.
Escoge la manera en que vas a narrar la historia; si el narrador va a participar o no de ella (primera o tercera persona) y si hablaremos en presente o pasado. Incluye los motivos que llevan a realizar la acción principal al protagonista.
Intercala
en la narración descripciones y
diálogos. Las descripciones te van a permitir detallar
cómo son los personajes, los objetos, el ambiente... Los
diálogos hacen que conozcamos a los personajes a
través de sus palabras y dan vivacidad a la
narración.
Resumiendo: cuando construyas una narración has de plantearte:
Las tres virtudes de la narración son la claridad, la concisión y la verosimilitud.
Quien admire la rosa por su belleza, que se acuerde de la herida de
Afrodita.
Amaba, en efecto, la diosa a Adonis, pero, a su vez, Ares también estaba enamorado de ella, y la diosa ofrecía a Adonis la misma disposición que Ares mostraba a Afrodita. Un dios estaba enamorado de una diosa, y una diosa perseguía a un hombre; la pasión era igual, aunque difería el género. Ares, a causa de los celos, quería eliminar a Adonis, por considerar la muerte de Adonis como disolución del amor. Así pues, Ares ataca a Adonis. La diosa, al enterarse del acto, se apresuraba a socorrerlo y, cayendo en un rosal a causa de su precipitación, chocó con sus espinas y con ellas se atraviesa la planta del pie; pero la sangre que brotaba de la herida cambió el color de la rosa en su propio aspecto, y la rosa, que al principio había sido blanca, transformó su apariencia en la que ahora en ella se contempla.
Practica la descripción como medio para "dibujar"de una
forma vívida un personaje, lugar, tiempo, etc:
A este recurso se le llama Enargía.
Prueba a introducir pequeños diálogos entre los personajes. Sirven para perfilar el desarrollo de la acción, expresar puntos de vista distintos, los sentimientos de cada uno de ellos, etc :
A este recurso se le llama Dialogismus.
Utiliza frases breves y bien hiladas:
A este recurso se le llama Apotaxis.
Me
preguntó si no tenía amigos. Le dije que no. Me
preguntó porqué, y yo le respondí que
lo ignoraba.
«¿Sabes quién soy yo?»
«Sí.
Tú eres Montes Ladeira, Sotero, el primero de la clase.*
Pareció satisfecho. «Si quieres, puedes andar
conmigo.» No dijo «jugar», y me
chocó. Y
empezó a hablarme de lo mucho 3ue sabía de
geografía, más de lo que creía el
mismo profesor.
«Porque yo tengo libros, ¿sabes? Tengo libros.
¿Y
tú? ¿No tienes libros?» «No.
Los de estudio
nada más.» «¿Y en tu casa no
^ay?»
«No, no sé. Nunca miré.»
«Entonces,
¿qué hay en tu casa?» No supe
qué
contestarle, porque sillas, y camas, y otra clase de muebles, no eran
la respuesta que él esperaba; eso lo adiviné.
Los bueyes dejaron aquel día el retamar y cambiaron de pasto. Iban ahora a un campo sin árboles que estaba al final de la vega, donde comienza el secano. Una tarde, a la hora de volver, Alfanhuí no vio a «Caronglo». Los otros bueyes se encaminaron hacia Moraleja; «Caronglo» no aparecía. Alfanhuí se volvió a buscarlo. Casi era de noche, cuando lo halló tendido en el suelo en un lugar retirado, donde había un manantial. «Caronglo» tenía en sus narices un resollar de muerte. Aifanhuí se sentó junto a su cabeza y lo cogió por los cuernos. «Caronglo» apoyó la testuz contra su pecho y lo olió como siempre hacía. El resuello de «Caronglo» se hacía más lento y profundo cada vez, se entrecortaba. Alfanhuí sintió que las astas se le enfriaban. Por fin abrió «Caronglo» los ojos de par en par, puso las pupilas en blanco, parpadeó un momento y, cerrando los ojos, dobló pesadamente sobre las rodillas de Alfanhuí. Alfanhuí miró en la noche la cabeza y el cuerpo del buey muerto que negreaba sobre la tierra y le pareció más grande que nunca.
Iba
un día un perro por la calle, cuando se
encontró en el suelo un hermoso pedazo de carne;
rápidamente lo agarró entre sus dientes y se
alejó corriendo para comérselo tranquilo.
Al pasar por el río, vio un trozo de carne que parecía flotar en el agua. Entonces pensó: "Yo me creía afortunado por haber encontrado el trozo de carne que llevo en la boca, pero ahí, en el agua, hay un pedazo mucho mejor y más grande que el mío... ¿Por qué tengo que conformarme con éste?"
El perro abrió la boca para coger la carne que veía en el agua y, naturalmente, se le cayó el verdadero trozo de carne y se hundió en el río. Por ambicioso se quedó sin comer.
Cuenta la historia como si fueras uno de los personajes.
En un pueblo lejano vivía un señor que tenía una tienda. Se llamaba don Lalo y tenía muy mal genio.
Cuando un niño iba a comprar caramelos o galletas, se los aventaba, le gritaba y le daba lo que él quería y el niño no podía reclamar nada.
Por eso, a los niños no les gustaba que sus mamás los mandaran a comprar a la tienda de don Lalo; siempre les daba menos de lo que pedían y luego sus mamás los regañaban.
Un día varios niños del pueblo fueron a jugar al río y vieron que un viejito se estaba ahogando; lo salvaron entre todos y el viejito les dio las gracias y les dijo que por ser tan buenos niños les iba a conceder un deseo, el que ellos le pidieran.
Los niños le contaron lo que sucedía con don Lalo y le pidieron al viejito que le quitara el mal genio. Éste les dijo que ya no se preocuparan, que desde ese momento don Lalo siempre iba a estar de buen humor.
Y así fue; desde ese día, cuando los niños iban a comprar a la tienda de don Lalo él siempre los trataba muy bien y hasta les regalaba dulces o les daba más de lo que ellos le pedían.
Cuando los niños buscaron al viejito para darle las gracias ya no lo encontraron; pero siempre lo recordaron por haberles concedido su deseo.