Con la descripción procuramos que el alumno adquiera una mayor amplitud de vocabulario, fuera del básico. Describir equivale a pintar, y ello supone un esfuerzo en la construcción del texto, en su estructura, en su propia textura, alejada del diálogo y de la argumentación.
Descripción :
(Del lat. descriptio).
f. Describir es
explicar, de forma detallada y ordenada, cómo son las
personas, los lugares o los objetos, para el que lo lea o escuche se la
imagine como si la estuviera viendo. La descripción sirve
sobre todo para ambientar la acción y crear una
atmósfera que haga más creíbles los
hechos que se narran. Muchas veces, las descripciones contribuyen a
detener la acción y preparar el escenario de los hechos que
siguen.
Antes de describir es necesario...
Componer la descripción redactándola lo más correctamente posible, indicando pausas después de cada enunciado que contenga una característica; evitar la enumeración utilizando adjetivos o imágenes comparativas, pero sin caer en rebuscamientos ni exageraciones; introducir cada elemento en el momento oportuno.
Hay que observar con mucha atención y seleccionar los detalles más importantes.
Después de seleccionar los detalles, hay que organizar los datos siguiendo un orden:
Al describir hay que situar los objetos en el espacio con precisión. Se usarán expresiones como a la derecha, junto a, al fondo, detrás de, en el centro, alrededor...
Al describir un paisaje o un lugar cualquiera, los escritores suelen presentar primero una visión general del lugar. Después van localizando en ese lugar los distintos elementos (los pueblos, los montes, el río...) utilizando palabras que indican situación en el espacio. Procuran transmitir la impresión que produce el lugar: alegría, tristeza, misterio, terror...
La
descripción de objetos dirige la
atención del
lector hacia detalles importantes y dan verosimilitud al relato.
Para describir un objeto se detallan sus rasgos característicos: forma, tamaño, impresión que produce... Y si el objeto tiene diferentes partes, se enumeran y detallan ordenadamente.
En las descripciones de objetos suelen emplearse
términos
específicos; por ejemplo, en la descripción de un
reloj de pared se usan palabras como caja, esfera, manillas, pesas,
péndulo...
Describir
un proceso es exponer ordenadamente las fases del
mismo,
indicando qué sucede en cada fase y cómo sucede.
La descripción de un proceso debe ser clara y ordenada. Se debe seguir el siguiente orden:
Si es posible, se explica para qué se realiza cada operación.
Hay varias formas de describir a una persona. Según
se
describan sus rasgos recibe distintos nombres.
Prosopografía : Es la descripción de los rasgos físicos de la persona, de su apariencia externa.
Etopeya: Es la descripción de rasgos psicológicos o morales del personaje: su manera de ser, de actuar, su carácter.
Retrato: Es una descripción combinada en la que se describen las características físicas y morales de la persona. Une la prosopografía y la etopeya.
Caricatura: Es un tipo de descripción en la que los rasgos físicos y morales de la persona se presentan de manera exagerada, acentuando los defectos.
Lo
más importante es observar atentamente a la
persona y
seleccionar y anotar los rasgos físicos que la caracterizan.
Los rasgos más importantes son los que se refieren al
rostro, al aspecto general y al vestido.
Antes de hacer la prosopografía hay que tener en cuenta estas normas:
Es necesario seguir un orden al ir "pintando" al personaje. Se debe comenzar por el aspecto general y después dar detalles concretos.
Se debe presentar al personaje en acción para que cobre vida, describiendo sus movimientos.
Es conveniente reflejar nuestros sentimientos hacia el personaje (ternura, admiración, aversión...).
Hay que elegir el tono de la descripción: un tono serio, irónico, burlón.
Normalmente, cuando describimos a una persona, no sólo nos referimos a su físico, sino que intentamos reflejar su forma de ser y de actuar, y también lo que nosotros pensamos de esa persona. Describir a una persona reflejando sus sentimientos, sus costumbres y todo lo que forma su personalidad es un retrato de carácter.
Para hacer un buen retrato y que éste sea completo hay que tener en cuenta:
Las acrópolis, en efecto, son construidas para la seguridad
para la seguridad común de las ciudades -pues son las cimas
de las ciudades- y no se ven éstas defendidas
por las viviendas en mayor
medida de lo que ellas protegen a las ciudades. Ciertamente, un lugar
en el centro de Atenas ha dado acogida a la acrópolis de los
atenienses; sin embargo, la ciudadela que Alejandro erige para su
propia ciudad está constituida por los elementos con que la
designó, pues la levantó en el extremo de una
ciudad, y es más legítimo denominar a
ésta "la acrópolis" que a aquella por la cual los
atenienses se enorgullecieron de generación en
generación. Es, pues, aproximadamente tal como la presenta
la siguiente descripción:
Una fortaleza sobresale por encima de la tierra hasta alcanzar una gran altura, siendo denominada "acrópolis" por ambos motivos, porque se eleva hacia "lo alto" y porque está colocada en "el extremo" de una ciudad. Las sendas que conducen hacia ésta no son iguales, pues por este lado hay un camino, mientras que por aquel resulta una entrada, y las sendas cambian sus denominaciones en virtud de sus características. En efecto, por este lado es posible marchar a pie y es un camino de uso corriente también para los que acceden en carro, pero por aquel se excavaron escalones y por ahí es imposible que pasen los carros, 39 ya que un escalón da a otro escalón cada vez a mayor altura, pues parte de una altura inferior, y conduce siempre más arriba, y no acaban hasta llegar a cien, porque su fin es el cumplimiento del número que conduce .hacia la medida perfecta. La escalinata desemboca en un vestíbulo rodeado de rejas de mediana altura. Allí se alzan cuatro altísimas columnas que conducen hasta una única entrada caminos de diversas procedencias. Sobre las columnas descansa una vivienda que ostenta delante de sí muchas columnas de mediana altura, las cuales no presentan un único color, sino que han sido adosadas a la construcción como adorno de la fachada. El techo de la vivienda se eleva en forma de cúpula y en torno a la cúpula hay grabada una gran representación del mundo.
Si se entra a la propia acrópolis, un único lugar se divide en cuatro lados iguales: la forma de la construcción resulta cuadrangular, y en el centro hay un patio rodeado de columnas. El patio desemboca en unas galerías, las galerías están compuestas por columnas iguales, y éstas ascienden a un número que no es posible superar. Cada galería desemboca en otra transversal, y una columna doble se divide entre dos galerías, poniendo fin a una y, a su vez, dando comienzo a la otra. Dentro de las galerías hay recintos sagrados construidos en sucesión: los unos convertidos en almacenes para los libros, abiertos para quienes se afanan por el estudio, y que estimulan a toda la ciudad hacia la posesión de la sabiduría; los otros, erigidos para honrar a los dioses de antaño. Las galerías tienen un techo adornado con oro, y los capiteles de las columnas están labrados en bronce y cubiertos de oro. El ornamento del patio no era todo el mismo. En efecto, cada parte era de diferente manera, y una en particular contenía las hazañas de Perseo. En medio se alza una columna que sobresale en altura y que hace totalmente visible el lugar -ningún caminante aún ha sabido hacia dónde marchaba sin servirse de la columna como señal indicadora de los caminos- y hace visible la acrópolis por tierra y por mar. Alrededor del capitel de la columna están grabados los orígenes del mundo. Antes de llegar a la mitad del patio se eleva una construcción dotada de tantas puertas cuantas son denominadas con los nombres de los dioses de antaño -allí se alzan dos obeliscos de piedra y una fuente que supera a la de los Pisistrátidas- y la sorpresa resulta increíble, porque contiene el número de los constructores. Pues, como si uno solo no bastase para su construcción, se vio sucederse a los constructores de toda la acrópolis hasta un número de doce.
Si se desciende de la acrópolis, por un lado se desemboca en un lugar plano semejante a un estadio, que precisamente ha dado nombre al lugar, mientras que por el otro lado se desemboca en un lugar configurado de la misma manera, pero que no tiene la misma medida.
Indudablemente, su belleza es demasiado impresionante como para poder describirla. Si algo se ha omitido, ello ha sucedido en un exceso de asombro, pues se ha omitido porque no era posible describirlo.
Un método para describir objetos consiste en comparar un objeto con otro. Al comparar podemos utilizar dos tipos de rasgos:
Para comparar hay que tener en cuenta lo siguiente:
Adjetivos : bajo, corpulento, delgaducho, alegre, cariñoso, huraño, tímido, inquieto, dulce...
Comparaciones : Se movía como un pato. Su pelo parecía de oro. Sus ojos eran negros como la pez.
Imágenes : Luis es una ardilla. Celia es un verdadero ciclón.
Metáforas : Entre sus labios lucía una hilera de perlas.
Según el tipo de descripción que estemos realizando, se llama de una forma u otra:
Pragmatographia : Descripción de una acción; una narrativa divulgada.
Cronographia : Representación viva de cierto rato histórico o que se repite. characterismus: Descripción del carácter de una persona.
Effictio: Una pintura verbal alguien cuerpo, a menudo de la cabeza al dedo del pie.
Icono: Una figura que pinta la semejanza de una persona por imágenes.
Geographia : Representación viva de la tierra.
Anemographia : Descripción del viento.
Dendrographia : Descripción de un árbol.
topothesia : Descripción de un lugar imaginario
Hydrographia : Descripción del agua.
Otras figuras se refieren a la forma:
Efictio : Una pintura verbal alguien cuerpo, a menudo de la cabeza al dedo del pie.
Nota: Esta figura fue utilizada en retórico forense con objeto de claramente identificar a un criminal alegado.
Icono : Una figura que pinta la semejanza de una persona por imágenes.
Ethopeia : Una descripción de sus maneras o hábitos.
Characterismus : Una descripción de su carácter.
Platero es
pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se
diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos
escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico,
rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y
gualdas... Lo llamo dulcemente:
«¿Platero?», y viene a mí con
un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no
sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas
moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su
cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una
niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra.
Cuando paso sobre él, los domingos, por las
últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos
de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
En el centro de estos campos desolados, que se destacaban
sobre la hermosa vega como una mancha de mugre en un manto regio de
terciopelo verde, alzábase la barraca, o más bien
dicho, caía con su montera de paja despanzurrada,
enseñando por las aberturas que agujerearon el viento y la
lluvia su carcomido costillaje de madera. Las paredes,
arañadas por las aguas, mostraban sus adobes de barro crudo,
sin más que unas ligerísimas manchas blancas que
delataban el antiguo enjarbergado. La puerta estaba rota por debajo,
roída por las ratas, con grietas que la cortaban de un
extremo a otro. Dos o tres ventanillas, completamente abiertas y
martirizadas por los vendavales, pendían de un solo gozne, e
iban a caer de un momento a otro, apenas soplase una ruda ventolera.
Aquella ruina apenaba el ánimo, oprimía el
corazón. Parecía que del casuco abandonado fuesen
a salir fantasmas en cuanto cerrase la noche; que de su interior iban a
partir gritos de personas asesinadas; que toda aquella maleza era un
sudario ocultando debajo de él centenares de
cadáveres.