El calendario romano (II)

División del mes

Desde mediados del siglo II a.C. los meses constaban de 29 días, menos Martius, Maius, Julius y October que tenían 31 y Februarius que sólo tenía 28. Los días no se contaban de forma correlativa; los romanos señalaban en el mes tres fechas fijas que lo dividían en partes desiguales:

 

Kalendae

(las Calendas): día 1 del mes.

Nonae

(las Nonas): día 5 del mes. Pero día 7 en los meses de 31 días.

Idus

los Idus): día 13 del mes. Pero día 15 en los meses de 31 días.

 

Para indicar estos días 1, 5 y 13 (o bien el 1, 7 y 15 de Mar., Mar, Iul., Oct.) se decía Kalendis, Nonis e Idibus respectivamente. Así por ejemplo:

 

Si había que nombrar el día anterior o posterior a estas fechas fijas se decía simplemente pridie o postridie seguido de la fecha. Ej.:

 

Para indicar los demás días, había que referirse siempre a la fe­cha fija siguiente, es decir a las Calendas, Nonas o Idus que seguían, y decir los días que faltaban para que llegase esa fecha. Así por ejemplo:

 

Las fechas fijas a las que nos estamos refiriendo correspondían con las fases de la Luna en cuyo ciclo se basaba el mes:

 

Pero el hecho de que los meses se midieran según el ciclo lunar y el año según el sol produjo un desfase, ya que el año romano sólo tenía 355 días y la rotación de la Tierra dura 365 días y un cuarto. César en el año 46 a. C. encargó a Sosígenes, un conocido astrónomo de Alejandría, la reforma del Calendario. Se sumó un día a los meses que tenían 29 y, para sumar el cuarto de día, se añadió cada cuatro años un día al mes más corto, a Febrero. Este día duplicado fue el día 24 de Febrero, es decir el diem sextum ante Kalendas Martias, que al repetirse se llamó bis sextum, de donde viene «bisiesto».

 

En la época de la República y principios del Imperio el calenda­rio romano desconocía la división del mes en semanas, aunque sí poseía las llamadas nundinae (de novem: nueve y dies: días), por­que cada nueve días descansaban e intercalaban un día de mercado. Fue entrado ya el Imperio, en el siglo II, cuando apareció la semana de siete días: septimana (de septem: siete y manus: mano o puñado) que es la que tenemos actualmente.

a conquista de Extremadura